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Introducción
En los últimos años hemos oído hablar cada vez más de las olas de calor marinas, pero ¿qué son exactamente y por qué deberían preocuparnos los pescadores, los biólogos marinos y todos aquellos que dependen de los productos del mar? Imaginemos que, de pronto, partes de la costa donde habitualmente la temperatura del agua oscila en torno a los 18 °C suben a 22 °C o 24 °C durante varias semanas o incluso meses. Ese incremento, por pequeño que parezca, altera por completo la dinámica de los ecosistemas marinos y pone en jaque la actividad pesquera.
En este artículo exploraremos qué es una ola de calor marina, sus causas, sus efectos sobre la vida marina y, sobre todo, cómo repercute en la pesca. Además, descubriremos algunas estrategias de adaptación que ya se están llevando a cabo y reflexionaremos sobre el futuro de nuestras pesquerías.
¿Qué es una ola de calor marina?
Una ola de calor marina (OMM) es un episodio prolongado —al menos cinco días consecutivos— en que la temperatura de la superficie del agua de mar supera un umbral climatológico local (generalmente el percentil 90 de temperaturas históricas) durante ese mismo periodo. Estos eventos pueden registrar anomalías de hasta 5 °C en ciertas regiones y abarcar cientos o miles de kilómetros cuadrados.
Según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), “las olas de calor marinas son fenómenos cada vez más frecuentes e intensos, en gran medida impulsados por el calentamiento global”. Su frecuencia se ha triplicado en las últimas décadas, y se prevé que continúe aumentando si no reducimos las emisiones de gases de efecto invernadero.
Causas principales
Estos episodios tienen varias causas que a menudo actúan de forma sinérgica:
- Calentamiento global: El aumento medio de la temperatura terrestre se traslada a los océanos. El agua, al calentarse más lentamente que el aire, acumula calor progresivamente.
- Patrones atmosféricos: Sistemas de alta presión persistentes pueden bloquear la entrada de frentes fríos, dejando grandes extensiones de mar sin intercambio térmico.
- Corrientes marinas: Alteraciones en las corrientes –por ejemplo, un debilitamiento de la corriente de Humboldt– pueden disminuir las afloraciones de aguas frías y ricas en nutrientes.
“Estos tres factores se combinan de forma impredecible, haciendo de cada ola de calor marina un fenómeno único”, explica la oceanógrafa Ana Belén Rivera en la revista Marine Ecology Progress Series.
Impacto en los ecosistemas marinos
Una subida repentina y prolongada de temperatura altera profundamente la biología de peces, moluscos y crustáceos. Entre sus consecuencias más relevantes encontramos:
- Estrés térmico: Muchos organismos tienen un rango de temperatura óptimo y, al superarlo, reducen su capacidad de reproducción y crecimiento.
- Blanqueamiento de algas y corales: Los corales expulsan las algas simbióticas (zooxantelas) cuando el agua se calienta demasiado, perdiendo su principal fuente de alimentación.
- Desplazamiento de especies: Peces de aguas frías migran hacia latitudes más altas o profundidades mayores, colapsando las redes tróficas tradicionales.
- Proliferación de patógenos y algas nocivas: Al subir la temperatura, algunos virus, bacterias y cianobacterias encuentran condiciones más favorables.
Estas alteraciones pueden desencadenar efectos en cascada que afectan a toda la cadena alimentaria.
Efectos en la pesca
La pesca es especialmente vulnerable a las olas de calor marinas. Cuando las poblaciones de peces se modifican, los pescadores pueden ver reducidas sus capturas y experimentar pérdidas económicas importantes. Algunas de las consecuencias más comunes son:
| Temperatura (°C) | Especies afectadas | Impacto en la pesca |
|---|---|---|
| 18–20 | Corvina, lubina | Capturas regulares buen estado sanitario |
| 21–23 | Sardina, jurel | Desplazamiento a aguas más frías caída temporal de cuota |
| 24–26 | Langosta, mejillón | Aumento de mortalidad cierre de zonas de pesca |
Además, las flotas deben viajar más lejos o recurrir a otras especies, lo cual incrementa los costos de combustible y de mantenimiento. En regiones como el Pacífico norte, se han registrado caídas de hasta el 50 % en determinadas capturas tras olas de calor prolongadas.
Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en 2019 la pesca mundial redujo sus volúmenes en un 2,3 % por causas relacionadas con anomalías térmicas en los océanos.
Estrés socioeconómico y cultural
Muchas comunidades costeras llevan generaciones dedicándose a la pesca. Cuando las capturas disminuyen drásticamente, no solo se resiente la economía local, sino también la cultura y el modo de vida. Las familias dependen de la pesca diaria para alimentar y pagar la escuela de sus hijos. Fracasar en capturar la cuota esperada puede significar, literalmente, quedarse sin sustento.
En palabras del pescador artesanal Juan Pérez, “antes sabíamos dónde encontrar el pescado. Ahora revisamos los satélites, consultamos apps y a veces navego 100 millas mar adentro sin garantía de éxito”.
Estrategias de adaptación
Frente a esta nueva realidad, diversos actores han comenzado a proponer soluciones:
- Mejoras en la gestión pesquera: Flexibilizar las cuotas, establecer vedas temporales y promover la pesca selectiva para evitar depredar las poblaciones más sensibles.
- Acuicultura integrada: Cultivar moluscos y algas junto a peces para aprovechar subproductos y mejorar la resiliencia del sistema.
- Monitoreo satelital y sensores en tiempo real: Sitios como Climate.gov ofrecen alertas tempranas de anomalías térmicas.
- Redes de cooperación internacional: Compartir datos científicos y protocolos de actuación entre regiones permite responder de manera más rápida y eficiente.
Reflexiones finales
Las olas de calor marinas representan uno de los mayores desafíos para la pesca y la salud de los océanos en el siglo XXI. Aunque todavía aprendemos a convivir con estos episodios, el futuro dependerá en gran medida de nuestra capacidad para reducir emisiones y proteger los ecosistemas marinos.
En definitiva, comprender qué es una ola de calor marina y cómo nos afecta es el primer paso para diseñar estrategias efectivas. Si mantenemos la colaboración entre científicos, pescadores y autoridades, podremos garantizar que nuestras pesquerías sigan siendo sostenibles y que las próximas generaciones hereden un océano rico y saludable.

