Tras casi un año de guerra, Israel y Hamas firmaron un acuerdo que ha sido descrito por muchos como el primer paso hacia el fin del conflicto más largo y volátil de Oriente Medio. Pero más que una paz definitiva, este acuerdo representa un alto el fuego condicionado, con compromisos humanitarios y una hoja de ruta política compleja.
El pacto fue anunciado oficialmente el 13 de octubre de 2025 en Sharm el-Sheij (Egipto), con mediación de Egipto, Qatar y Turquía, y con el respaldo diplomático de Estados Unidos. En la ceremonia estuvieron presentes altos funcionarios de ambas partes, aunque el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu optó por no acudir, señal de las tensiones internas que aún dividen a su gobierno.
Qué establece el acuerdo
El texto del acuerdo se centra en cuatro puntos clave.
Primero, un cese de fuego bilateral inmediato que suspende las operaciones militares tanto en Gaza como en territorio israelí. Este alto el fuego está sujeto a verificación por parte de los mediadores, que tendrán observadores en el terreno.
Segundo, el intercambio de rehenes y prisioneros. Hamas se compromete a liberar gradualmente a todos los rehenes civiles que aún mantiene, mientras Israel excarcelará a prisioneros palestinos —principalmente mujeres y menores— en varias fases. Ya se han producido las primeras entregas de rehenes vivos y de restos humanos, aunque los procesos de identificación han generado fricciones y retrasos.
Tercero, se garantiza el aumento de ayuda humanitaria en Gaza. El acuerdo permite la entrada de más de 200 camiones diarios con alimentos, medicinas y combustible, supervisados por la ONU y la Media Luna Roja. El paso de Rafah, frontera clave con Egipto, reabrirá parcialmente para evacuar a heridos graves y permitir la entrada de suministros médicos.
Cuarto, la creación de una hoja de ruta de 20 puntos que define pasos políticos a medio plazo: reconstrucción de Gaza, reorganización administrativa bajo supervisión internacional y establecimiento de mecanismos de seguridad coordinados. No es aún una negociación de estatus final, pero por primera vez en años se plantea una estructura formal de diálogo político.
La polémica propuesta de Trump para Gaza: resorts, “propiedad” y una paz con signo de interrogaciónAvances y desafíos desde la firma
A pocos días del anuncio, los resultados son mixtos. Hamas ha liberado parte de los rehenes vivos y entregado los cuerpos de otros, mientras Israel ha cumplido parcialmente con la liberación de presos. Sin embargo, algunos incidentes armados aislados amenazan la tregua y subrayan lo frágil del pacto.
El flujo de ayuda humanitaria ha mejorado, aunque está lejos de los niveles necesarios. Según la ONU, la reconstrucción plena de Gaza podría requerir más de una década y miles de millones de dólares en inversión internacional. Las potencias mediadoras, en especial Qatar y Egipto, intentan mantener la comunicación abierta y servir de garantía frente a posibles violaciones del acuerdo.
En paralelo, Washington ha insistido en que este cese de hostilidades debe ser el inicio de un proceso político más amplio, enfocado en restaurar una solución basada en dos Estados. El presidente estadounidense ha calificado el pacto como “una oportunidad frágil, pero histórica”. Puedes leer el comunicado completo en la página oficial del Departamento de Estado de EE. UU..
Por qué este acuerdo es diferente
A diferencia de treguas anteriores, este pacto incluye mecanismos verificables y participación regional más amplia. Egipto, que durante años ha sido mediador casi en solitario, ahora comparte responsabilidades con Qatar y Turquía, mientras la Unión Europea y Estados Unidos asumen un papel financiero y diplomático.
También se incluye un comité de monitoreo conjunto, con participación de observadores de la ONU y la Liga Árabe, para vigilar la entrega de ayuda y los intercambios de prisioneros. El acuerdo prevé sanciones diplomáticas y congelación de fondos internacionales si alguna parte incumple.
La polémica propuesta de Trump para Gaza: resorts, “propiedad” y una paz con signo de interrogaciónSin embargo, los analistas subrayan que la desconfianza mutua sigue siendo enorme. En Israel, sectores del gobierno consideran inaceptable negociar mientras Hamas mantenga poder territorial. En Gaza, muchos palestinos ven el pacto como un respiro humanitario, no una solución política real.
Qué puede pasar a continuación
En las próximas semanas, los mediadores deberán confirmar tres puntos clave:
- El cumplimiento sostenido del alto el fuego.
- La liberación total de rehenes y prisioneros según calendario.
- El aumento estable de ayuda humanitaria y apertura gradual de pasos fronterizos.
Si estas fases se completan, la segunda parte del acuerdo abriría conversaciones políticas sobre el futuro de Gaza, incluida la posibilidad de un gobierno de transición bajo supervisión internacional. Algunos informes del Consejo de Seguridad de la ONU mencionan que se discute una fuerza de paz regional, aunque por ahora no hay consenso.
Un paso necesario, pero no definitivo
Llamar a este pacto “acuerdo de paz” es, técnicamente, un exceso. En realidad, se trata de una tregua con horizonte político, un intento de detener la violencia inmediata y crear condiciones mínimas para dialogar. Pero su importancia no debe subestimarse: ha salvado vidas, ha permitido la liberación de decenas de rehenes y ha reabierto canales diplomáticos rotos desde 2021.
Si logra mantenerse, podría convertirse en la base para un proceso más amplio de reconciliación. Si fracasa, será recordado como otro intento fallido en una historia que acumula demasiados.
La polémica propuesta de Trump para Gaza: resorts, “propiedad” y una paz con signo de interrogaciónPara seguir la evolución del acuerdo y los reportes de campo, la BBC Mundo ofrece actualizaciones constantes sobre la situación en Gaza (bbc.com/mundo), y el Ministerio de Asuntos Exteriores de Egipto publica los comunicados oficiales del proceso de mediación (mfa.gov.eg).
